“En Colombia nunca se ha hecho una película de la gente negra y mientras no la hagamos, no vamos a existir”, sostienen Derby Arboleda, de 33 años, director de cine y televisión, y su novia Solanny Valdelamar, de 28 años, licenciada en Letras. Para ambos el cine es un espacio a través del cual pueden mostrarle al mundo cómo piensa y vive la comunidad afro de un país como Colombia.
Los dos sentían una necesidad imperante de contar historias sobre su comunidad. “Historias que nos involucren en la cotidianidad de la vida real, es decir, que nos permitan mostrar que somos seres libres, que estamos en igualdad de condiciones, que nos enamoramos y soñamos igual que los demás colombianos”, enfatiza Derby.
Así que decidieron embarcarse en Buscando el muerto arriba, un guión escrito a dos manos con una premisa principal: hacer visibles las realidades de los habitantes del Pacífico colombiano.
Ellos no quieren seguir los pasos de muchos equipos de producción, nacionales e internacionales, que durante décadas se han dedicado a visitar a las comunidades, sacarles fotografías o grabar documentales y películas, con una visión lastimera que en muchos casos discrepa de la realidad de los moradores. Luego se marchan y jamás regresan a presentarles una copia del material. Derby y Solanny se han replanteado sobre lo que debería ser una obra audiovisual para el Pacífico.
Su película es una historia de amor que narra las vivencias de dos hermanos en busca del sueño americano. Los dos protagonizan relatos sobre polizones y jóvenes que sueñan con un futuro distinto en otras tierras, mientras viven en Buenaventura durante la década de los noventas.
En ella también se tocan temas como el “norteñismo”, ese despreciar el legado de sus ancestros y ese deseo de los jóvenes de vivir con ideales importados de Estados Unidos. Pero, al mismo tiempo, es una cinta en la se habla de esperanza, de salir adelante, de creer en que los sueños se pueden hacer realidad, a pesar de las dificultades.
La idea surgió cuando Derby escuchó una noticia que le llamó la atención. Un par de jóvenes se colaron a escondidas en un buque, esperando llegar de polizontes a los Estados Unidos, pero a la mitad del viaje los descubrieron y fueron lanzados al agua. Sólo se salvó uno y el relato de ese muchacho fue el germen de la película. Con esta historia Derby realizó un cuento y luego un cortometraje titulado Calle Mocha, pero la idea le siguió rondando en su cabeza y con la ayuda de Solanny, se transformó en el guión de Buscando el muerto arriba.
Finalista en 2008 en el Festival de Cine de Cuba y preseleccionado en las pasadas convocatorias del Ministerio de Cultura, Solanny asegura que “nadie ha dicho que la historia es mala, a todos los que la han leído les ha fascinado”, pero lo difícil ha sido encontrar el dinero para llevarla a las pantallas. Muchos productores con los que se han entrevistado piensan que esta empresa es un riesgo. A otros, por el contrario, la idea los ha seducido, pero han puesto condiciones imposibles de aceptar.
1.200 millones de pesos esperan recaudar los jóvenes cineastas para “En Colombia nunca se ha hecho una película de la gente negra y mientras no la hagamos, no vamos a existir”, sostienen Derby Arboleda, de 33 años, director de cine y televisión, y su novia Solanny Valdelamar, de 28 años, licenciada en Letras. Para ambos el cine es un espacio a través del cual pueden mostrarle al mundo cómo piensa y vive la comunidad afro de un país como Colombia.
Los dos sentían una necesidad imperante de contar historias sobre su comunidad. “Historias que nos involucren en la cotidianidad de la vida real, es decir, que nos permitan mostrar que somos seres libres, que estamos en igualdad de condiciones, que nos enamoramos y soñamos igual que los demás colombianos”, enfatiza Derby.
Así que decidieron embarcarse en Buscando el muerto arriba, un guión escrito a dos manos con una premisa principal: hacer visibles las realidades de los habitantes del Pacífico colombiano.
Ellos no quieren seguir los pasos de muchos equipos de producción, nacionales e internacionales, que durante décadas se han dedicado a visitar a las comunidades, sacarles fotografías o grabar documentales y películas, con una visión lastimera que en muchos casos discrepa de la realidad de los moradores. Luego se marchan y jamás regresan a presentarles una copia del material. Derby y Solanny se han replanteado sobre lo que debería ser una obra audiovisual para el Pacífico.
Su película es una historia de amor que narra las vivencias de dos hermanos en busca del sueño americano. Los dos protagonizan relatos sobre polizones y jóvenes que sueñan con un futuro distinto en otras tierras, mientras viven en Buenaventura durante la década de los noventas.
En ella también se tocan temas como el “norteñismo”, ese despreciar el legado de sus ancestros y ese deseo de los jóvenes de vivir con ideales importados de Estados Unidos. Pero, al mismo tiempo, es una cinta en la se habla de esperanza, de salir adelante, de creer en que los sueños se pueden hacer realidad, a pesar de las dificultades.
La idea surgió cuando Derby escuchó una noticia que le llamó la atención. Un par de jóvenes se colaron a escondidas en un buque, esperando llegar de polizontes a los Estados Unidos, pero a la mitad del viaje los descubrieron y fueron lanzados al agua. Sólo se salvó uno y el relato de ese muchacho fue el germen de la película. Con esta historia Derby realizó un cuento y luego un cortometraje titulado Calle Mocha, pero la idea le siguió rondando en su cabeza y con la ayuda de Solanny, se transformó en el guión de Buscando el muerto arriba.
Finalista en 2008 en el Festival de Cine de Cuba y preseleccionado en las pasadas convocatorias del Ministerio de Cultura, Solanny asegura que “nadie ha dicho que la historia es mala, a todos los que la han leído les ha fascinado”, pero lo difícil ha sido encontrar el dinero para llevarla a las pantallas. Muchos productores con los que se han entrevistado piensan que esta empresa es un riesgo. A otros, por el contrario, la idea los ha seducido, pero han puesto condiciones imposibles de aceptar.
Los dos sentían una necesidad imperante de contar historias sobre su comunidad. “Historias que nos involucren en la cotidianidad de la vida real, es decir, que nos permitan mostrar que somos seres libres, que estamos en igualdad de condiciones, que nos enamoramos y soñamos igual que los demás colombianos”, enfatiza Derby.
Así que decidieron embarcarse en Buscando el muerto arriba, un guión escrito a dos manos con una premisa principal: hacer visibles las realidades de los habitantes del Pacífico colombiano.
Ellos no quieren seguir los pasos de muchos equipos de producción, nacionales e internacionales, que durante décadas se han dedicado a visitar a las comunidades, sacarles fotografías o grabar documentales y películas, con una visión lastimera que en muchos casos discrepa de la realidad de los moradores. Luego se marchan y jamás regresan a presentarles una copia del material. Derby y Solanny se han replanteado sobre lo que debería ser una obra audiovisual para el Pacífico.
Su película es una historia de amor que narra las vivencias de dos hermanos en busca del sueño americano. Los dos protagonizan relatos sobre polizones y jóvenes que sueñan con un futuro distinto en otras tierras, mientras viven en Buenaventura durante la década de los noventas.
En ella también se tocan temas como el “norteñismo”, ese despreciar el legado de sus ancestros y ese deseo de los jóvenes de vivir con ideales importados de Estados Unidos. Pero, al mismo tiempo, es una cinta en la se habla de esperanza, de salir adelante, de creer en que los sueños se pueden hacer realidad, a pesar de las dificultades.
La idea surgió cuando Derby escuchó una noticia que le llamó la atención. Un par de jóvenes se colaron a escondidas en un buque, esperando llegar de polizontes a los Estados Unidos, pero a la mitad del viaje los descubrieron y fueron lanzados al agua. Sólo se salvó uno y el relato de ese muchacho fue el germen de la película. Con esta historia Derby realizó un cuento y luego un cortometraje titulado Calle Mocha, pero la idea le siguió rondando en su cabeza y con la ayuda de Solanny, se transformó en el guión de Buscando el muerto arriba.
Finalista en 2008 en el Festival de Cine de Cuba y preseleccionado en las pasadas convocatorias del Ministerio de Cultura, Solanny asegura que “nadie ha dicho que la historia es mala, a todos los que la han leído les ha fascinado”, pero lo difícil ha sido encontrar el dinero para llevarla a las pantallas. Muchos productores con los que se han entrevistado piensan que esta empresa es un riesgo. A otros, por el contrario, la idea los ha seducido, pero han puesto condiciones imposibles de aceptar.
1.200 millones de pesos esperan recaudar los jóvenes cineastas para “En Colombia nunca se ha hecho una película de la gente negra y mientras no la hagamos, no vamos a existir”, sostienen Derby Arboleda, de 33 años, director de cine y televisión, y su novia Solanny Valdelamar, de 28 años, licenciada en Letras. Para ambos el cine es un espacio a través del cual pueden mostrarle al mundo cómo piensa y vive la comunidad afro de un país como Colombia.
Los dos sentían una necesidad imperante de contar historias sobre su comunidad. “Historias que nos involucren en la cotidianidad de la vida real, es decir, que nos permitan mostrar que somos seres libres, que estamos en igualdad de condiciones, que nos enamoramos y soñamos igual que los demás colombianos”, enfatiza Derby.
Así que decidieron embarcarse en Buscando el muerto arriba, un guión escrito a dos manos con una premisa principal: hacer visibles las realidades de los habitantes del Pacífico colombiano.
Ellos no quieren seguir los pasos de muchos equipos de producción, nacionales e internacionales, que durante décadas se han dedicado a visitar a las comunidades, sacarles fotografías o grabar documentales y películas, con una visión lastimera que en muchos casos discrepa de la realidad de los moradores. Luego se marchan y jamás regresan a presentarles una copia del material. Derby y Solanny se han replanteado sobre lo que debería ser una obra audiovisual para el Pacífico.
Su película es una historia de amor que narra las vivencias de dos hermanos en busca del sueño americano. Los dos protagonizan relatos sobre polizones y jóvenes que sueñan con un futuro distinto en otras tierras, mientras viven en Buenaventura durante la década de los noventas.
En ella también se tocan temas como el “norteñismo”, ese despreciar el legado de sus ancestros y ese deseo de los jóvenes de vivir con ideales importados de Estados Unidos. Pero, al mismo tiempo, es una cinta en la se habla de esperanza, de salir adelante, de creer en que los sueños se pueden hacer realidad, a pesar de las dificultades.
La idea surgió cuando Derby escuchó una noticia que le llamó la atención. Un par de jóvenes se colaron a escondidas en un buque, esperando llegar de polizontes a los Estados Unidos, pero a la mitad del viaje los descubrieron y fueron lanzados al agua. Sólo se salvó uno y el relato de ese muchacho fue el germen de la película. Con esta historia Derby realizó un cuento y luego un cortometraje titulado Calle Mocha, pero la idea le siguió rondando en su cabeza y con la ayuda de Solanny, se transformó en el guión de Buscando el muerto arriba.
Finalista en 2008 en el Festival de Cine de Cuba y preseleccionado en las pasadas convocatorias del Ministerio de Cultura, Solanny asegura que “nadie ha dicho que la historia es mala, a todos los que la han leído les ha fascinado”, pero lo difícil ha sido encontrar el dinero para llevarla a las pantallas. Muchos productores con los que se han entrevistado piensan que esta empresa es un riesgo. A otros, por el contrario, la idea los ha seducido, pero han puesto condiciones imposibles de aceptar.
Sacado de revista Ebano latinoamerica................F:L